Por Julieth Núñez
El anuncio del 15
de junio del presidente Obama de "acción diferida", es bueno no sólo
para los 1,4 millones de niños no autorizados y los jóvenes que obtendrán un aplazamiento
temporal de su deportación, si no que
también es bueno para la economía de los Estados Unidos. Cada año, decenas de
miles de estudiantes no autorizados se gradúan de la escuela primaria o
secundaria, muchos de ellos, sobresalientes en sus clases. Dichos estudiantes, tienen la
motivación y la inteligencia para convertirse en médicos, enfermeras, maestros
y empresarios, pero su falta de estatus legal les ha impedido asistir a la
universidad o trabajar legalmente. La iniciativa del Presidente de acción
diferida podrá darles la oportunidad de dar su potencial máximo y, en el
proceso, ganar más, gastar más y pagar más impuestos.
Considere lo siguiente:
Los beneficiarios del anuncio del presidente tendrán acceso a mayores oportunidades educativas y mejores empleos, que a su vez causarán más ingresos en los impuestos. Un estudio realizado por el College Board encontró que, en el transcurso de su vida laboral, el graduado universitario promedio gana más de un 60% que un graduado de la escuela secundaria, y los trabajadores con títulos avanzados ganan de dos a tres veces tanto como los trabajadores que sólo tienen la secundaria (high school).
Considere lo siguiente:
Los beneficiarios del anuncio del presidente tendrán acceso a mayores oportunidades educativas y mejores empleos, que a su vez causarán más ingresos en los impuestos. Un estudio realizado por el College Board encontró que, en el transcurso de su vida laboral, el graduado universitario promedio gana más de un 60% que un graduado de la escuela secundaria, y los trabajadores con títulos avanzados ganan de dos a tres veces tanto como los trabajadores que sólo tienen la secundaria (high school).
Un estudio de RAND en 1999 muestra que el aumento de la
tasa de graduación universitaria de los hispanos sobre la de los blancos no
hispanos, incrementaría el gasto en educación pública en un 10% a
nivel nacional, pero los costos serían más que compensados por los ahorros en
salud pública y beneficios, así como también el aumento de los ingresos
fiscales como resultado de mayores ingresos. Por ejemplo, una mujer inmigrante
mexicana de 30 años de edad con un título universitario, pagaría $5.300 más en impuestos y utilizaría $ 3.900 menos en gastos del gobierno cada año, en
comparación a una persona que haya dejado la escuela secundaria con
características similares.
Los trabajadores inmigrantes, como todos los trabajadores, gastan sus salarios en tiendas de los Estados Unidos, comprando alimentos, ropa, electrodomésticos, automóviles, etcétera, lo que mantiene en pie a los negocios y sus empleados. Por otra parte, las empresas responden a la presencia de nuevos trabajadores y los consumidores mediante la inversión en nuevos restaurantes, tiendas, y centros de producción. El resultado final es más puestos de trabajo para más trabajadores.
Un informe del Banco de la Reserva Federal de San Francisco señala que "los inmigrantes amplian la capacidad productiva de la economía de EE.UU., estimulan la inversión, y promueven la especialización que a largo plazo incrementa la productividad", y "no hay evidencia de que estos efectos sean a expensas de los empleos para los trabajadores nacidos en los Estados Unidos ".
En la actualidad, sólo el 5 al 10% de los graduados de secundaria no autorizados asisten a la universidad, y la mayoría de los jóvenes no autorizados están obligados a trabajar ilegalmente en la economía monetaria en el servicio doméstico, como jornaleros y trabajadores de fábricas en las que los explotan. La iniciativa del Presidente creará un fuerte incentivo para que los estudiantes no autorizadas permanezcan en la escuela hasta su graduación; esto los haría elegibles para trabajar legalmente, y en última instancia, ayudar a cubrir puestos como maestros y personal de enfermería, que son empleos que han tenido gran demanda en los Estados Unidos.
En definitiva, cualquier política que anima a las personas más jóvenes en los Estados Unidos a obtener un título universitario, es una bendición para la economía. La educación se convierte en salarios más altos en la fuerza laboral, que a su vez se convierten en más ingresos fiscales para los gobiernos federales, estatales y locales, así como también más ingresos disponibles para gastar en las empresas y negocios de los Estados Unidos. Con la iniciativa del Presidente de acción diferida, se animan a centenares de miles de jóvenes no autorizados a mejorar sus vidas, y a devolver más al país al que llaman hogar.
Los trabajadores inmigrantes, como todos los trabajadores, gastan sus salarios en tiendas de los Estados Unidos, comprando alimentos, ropa, electrodomésticos, automóviles, etcétera, lo que mantiene en pie a los negocios y sus empleados. Por otra parte, las empresas responden a la presencia de nuevos trabajadores y los consumidores mediante la inversión en nuevos restaurantes, tiendas, y centros de producción. El resultado final es más puestos de trabajo para más trabajadores.
Un informe del Banco de la Reserva Federal de San Francisco señala que "los inmigrantes amplian la capacidad productiva de la economía de EE.UU., estimulan la inversión, y promueven la especialización que a largo plazo incrementa la productividad", y "no hay evidencia de que estos efectos sean a expensas de los empleos para los trabajadores nacidos en los Estados Unidos ".
En la actualidad, sólo el 5 al 10% de los graduados de secundaria no autorizados asisten a la universidad, y la mayoría de los jóvenes no autorizados están obligados a trabajar ilegalmente en la economía monetaria en el servicio doméstico, como jornaleros y trabajadores de fábricas en las que los explotan. La iniciativa del Presidente creará un fuerte incentivo para que los estudiantes no autorizadas permanezcan en la escuela hasta su graduación; esto los haría elegibles para trabajar legalmente, y en última instancia, ayudar a cubrir puestos como maestros y personal de enfermería, que son empleos que han tenido gran demanda en los Estados Unidos.
En definitiva, cualquier política que anima a las personas más jóvenes en los Estados Unidos a obtener un título universitario, es una bendición para la economía. La educación se convierte en salarios más altos en la fuerza laboral, que a su vez se convierten en más ingresos fiscales para los gobiernos federales, estatales y locales, así como también más ingresos disponibles para gastar en las empresas y negocios de los Estados Unidos. Con la iniciativa del Presidente de acción diferida, se animan a centenares de miles de jóvenes no autorizados a mejorar sus vidas, y a devolver más al país al que llaman hogar.
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