martes, 3 de noviembre de 2015

Beneficios de hacerse ciudadano estadounidense

Por Mariel Fiori

Para la mayoría de los residentes legales permanentes el principal requisito para hacerse ciudadano estadounidense es haber vivido en el país con ese estatus por lo menos cinco años (o durante tres años con su cónyuge, si este es ciudadano o ciudadana). Y a pesar de tener cumplido ese importante paso para el camino (ya burocrático) a la ciudadanía, hay casi nueve millones de personas en el país que todavía no se naturalizan. ¿Acaso no conocen los beneficios de hacerse ciudadano estadounidense?

La oficina de inmigración, USCIS, da un listado de razones para adquirir la ciudadanía, como el demostrar su patriotismo; el derecho a votar en las elecciones federales; el poder servir como miembro de un jurado; el viajar con pasaporte estadounidense, que además le permitirá obtener ayuda del gobierno en el extranjero si la necesita; el traer a familiares a los Estados Unidos; el obtener la ciudadanía para hijos nacidos en el extranjero; la elegibilidad para ocupar empleos del gobierno federal; el poder ocupar cargos electorales en el senado o la cámara de representantes; el mantener la residencia; la elegibilidad para obtener subvenciones y becas federales para estudios, muchos de los cuales son otorgados solamente a personas con ciudadanía; y el obtener prestaciones del gobierno. ¿Qué prestaciones? Más adelante lo sabrá.

Además, a un ciudadano no se lo puede deportar, pero a un residente permanente legal sí. Si un residente legal cometió un delito mayor con circunstancias agravantes (como actos de violencia, asesinato, actividades terroristas, violación y agresión sexual o tráfico de drogas, de armas de fuego o de personas, o como haber mentido para conseguir beneficios de inmigración, entre otros) puede ser deportado.



Beneficios económicos

Además de la seguridad que brinda la ciudadanía, se pueden apreciar también beneficios económicos. Empezando por el costo: se debe renovar el permiso de residencia permanente (tarjeta verde) cada diez años y cuesta $450, mientras que solicitar la ciudadanía se hace una sola vez y cuesta $680 (incluyendo solicitud y toma de datos biométricos).

El acceso a beneficios públicos, algunos críticos para personas de la tercera edad y discapacitadas, no están disponibles para no-ciudadanos. Por ejemplo, Medicare, el programa federal de atención médica para personas mayores de 65 años requiere que los residentes permanentes legales paguen recargos caros, dependiendo de su historial laboral y duración de la residencia. Lo mismo ocurre con el Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI, según sus siglas en inglés), un programa público que hace pagos mensuales a personas de bajos recursos mayores de 65 años, discapacitadas o ciegas. Los residentes permanentes legales sólo pueden recibir este beneficio durante siete años.

Si planea jubilarse en otro país, debe tener en cuenta que se podrá considerar que abandonó su estatus de residente legal permanente en los Estados Unidos y deberá conseguir una visa para poder reingresar a visitar a sus nietos. Además, en algunos países sin tratados especiales con Estados Unidos, los residentes legales permanentes no podrán recibir sus pagos de pensiones del seguro social.

Si usted y su cónyuge son ciudadanos estadounidenses, usted puede legarle propiedades que estarán exentas de pagar impuestos a la propiedad. Las leyes impositivas de este país permite también otros intercambios de bienes raíces entre ciudadanos casados. 

Y hay más. Según un estudio de Migrant Policy Institute (MPI) llamado The Economic Value of Citizenship for Immigrants in the United States “los ciudadanos naturalizados ganan más que sus pares no ciudadanos, es menos probable que estén desempleados y están mejor representados en trabajos altamente calificados”. Además, los ciudadanos naturalizados soportaron mejor la última recesión que los no ciudadanos y los ciudadanos nativos. Según la iniciativa nacional Cities for Citizenship ―liderada por tres alcaldes, el de la ciudad de Nueva York, de Chicago y de Los Angeles ― la naturalización aumenta los ingresos en un ocho por ciento, incluso considerando industria, ocupación, idioma, país de origen y duración de residencia.

Y como si todo esto fuera poco: no es necesario renunciar a la ciudadanía del país de origen para naturalizarse estadounidense. Se puede solicitar omitir esa parte del juramento en la ceremonia de naturalización, para mantener la doble (o triple) ciudadanía, siempre y cuando el otro país la admita (llame a su consulado para averiguar). 


Si le gustaría ir preparándose para el examen de ciudadanía, puede leer el suplemento educativo de La Voz de este año, en el que hemos estado analizando cada una de las 100 preguntas del examen: http://lavoz.bard.edu/secciones/archive.php?id=670023

Publicado originalmente en La Voz