Amenazados, dicen que no pueden volver a su país
Por Mariel Fiori, revista La Voz
Emilio Gutiérrez Soto trabajaba en el Diario de Juárez en México y desde el año 2005 recibía amenazas de muerte, cuando escribió noticias sobre la presunta participación de militares en el tráfico de drogas en el estado norteño de Chihuahua, fronterizo con Estados Unidos. Tres años después su casa fue saqueada y recibió nuevas amenazas; dijo “vivir con miedo no es vivir” y decidió huir de su país en 2008 junto con su hijo de 15 años. Pero como cruzó la frontera sin papeles, fue detenido y pasó más de siete meses en un centro estadounidense de detención hasta que la organización Periodistas sin Fronteras informó de su caso y pudo solicitar asilo político. Su hijo estuvo preso cuatro meses. Ahora tiene un permiso de trabajo y vive en El Paso, Texas.
Ricardo Chávez Aldana era conductor de un programa en Radio Cañón en Ciudad Juárez y criticó a los carteles de la droga en su programa hasta que dos sobrinos suyos fueron asesinados frente a su casa. Después del brutal asesinato, siguió recibiendo amenazas y decidió cruzar la frontera a El Paso en diciembre de 2009 con su esposa, hijo y madre y todavía espera la resolución del tribunal sobre asilo político.
Alejandro Hernández Pacheco era camarógrafo para la cadena Televisa cuando fue secuestrado junto con otros tres periodistas en julio pasado en el estado norteño de Durango, al parecer por el cartel de Sinaloa, uno de los carteles de las drogas más grande en México, que exigía que no se transmitiera información en su estación sobre los Zetas. Fue liberado una semana después y cruzó a los Estados Unidos en octubre, porque no confía en el gobierno ni se siente seguro en México.
Emilio dijo que los tres buscan crear conciencia “entre nuestros hermanos, queremos un cambio democrático pero lo que más queremos es nuestro derecho a la vida”. Derecho a la vida es un derecho fundamental que no encuentran en su propio país y por eso estos tres valientes, que todavía sueñan con un trabajo tranquilo, piden asilo político en los Estados Unidos. Emilio exhortó a los periodistas que viven en Estados Unidos que informen a la población que parte del dinero que pagan en sus impuestos son destinados a la Iniciativa Mérida, “que para lo único que ha servido es para fabricar asesinos”. (Puede encontrar un informe completo sobre el impacto de la Iniciativa Mérida en La Voz de marzo y abril de 2010).
Alejandro expresó el sentir de los tres: “Aquí no estamos por gusto”, pero aseguró que “yo a México no regreso, y mucho menos con mi familia”. Lamentablemente “Estados Unidos pone los drogadictos y México pone los muertos” continuó Emilio, que aún no pudo encontrar trabajo como periodista y trabaja en un restaurante.
Estos tres profesionales de la información, que se presentaron ante cientos de colegas en la Conferencia anual de la Asociación de Periodistas Hispanos (NAHJ, según sus siglas en inglés) en Orlando, Florida, a fines de junio, dicen que son los únicos que se animan a dar la cara por el periodismo en México. “Estamos aquí por los que no pueden hablar en México” dijo Ricardo y concluyó entre lágrimas que “los carteles están acabando con el país”. En México, según Periodistas sin Fronteras, más de 40.000 personas han sido asesinadas desde diciembre de 2006 y 75 periodistas fueron asesinados desde el año 2000, y 13 desaparecido desde 2003, todas víctimas de la violencia por el narcotráfico. Diferentes organizaciones coinciden que México es un lugar peligroso para ejercer la libertad de prensa.
A México no vuelven. De izquierda a derecha: Emilio Gutiérrez Soto, Ricardo Chávez Aldana y Alejandro Hernández Pacheco. Foto de José Luis Castillo |
El derecho a la libertad de prensa es derivado del derecho a la libertad de expresión, un derecho fundamental humano, que nos garantiza la organización de medios de comunicación sin censura ni control. En La Voz estamos convencidos que la libertad de prensa es un derecho inalienable que vale la pena defender para construir una sociedad democrática y fuerte, aquí y en el resto del mundo.
Publicado en la revista La Voz, edición de julio 2011
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